Lo que parecía un escenario sacado de la ciencia ficción se ha convertido en una realidad: un equipo de científicos de California ha logrado que dos personas se comuniquen mientras están profundamente dormidas. El experimento, realizado durante la fase REM del sueño, mostró que es posible transmitir mensajes entre durmientes a través de movimientos faciales y señales eléctricas.
El estudio, dirigido por Stella Luna de María, CEO de Pentaquark Consulting, contó con la participación de dos sujetos, a quienes llamaremos «Paco» y «Julia». Ambos se encontraban en la fase REM, el momento del sueño en el que la actividad cerebral alcanza su pico máximo. Durante el sueño de Paco, un dispositivo le envió una palabra, «jamón», a través de unos auriculares. Aunque inconsciente de ello, Paco reaccionó realizando ciertos movimientos faciales, los cuales formaban parte de un lenguaje codificado desarrollado por los investigadores.
Este lenguaje, llamado Remmyo, fue creado después de varios años de investigación en los que se analizaron las respuestas faciales de miles de personas mientras dormían, con el fin de identificar patrones que pudieran servir como un sistema de comunicación. Los gestos que Paco realizó durante su sueño no eran meras reacciones involuntarias, sino respuestas predecibles que fueron codificadas como parte de este lenguaje.
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El siguiente paso fue aún más asombroso: los investigadores replicaron los movimientos faciales de Paco en Julia, utilizando impulsos eléctricos que activaban los músculos faciales de ella mientras dormía. Al despertar, Julia pronunció la palabra «jamón», confirmando que el mensaje fue correctamente recibido y comprendido, a pesar de haber ocurrido mientras ambos estaban dormidos.
«Este hallazgo sugiere que existe un lenguaje universal basado en gestos y respuestas fisiológicas que podría ser común entre los seres humanos», explicó Stella Luna de María, quien también destacó las posibles aplicaciones futuras de este descubrimiento.
Aunque el estudio se encuentra aún en sus primeras etapas, las implicaciones son enormes. Esta tecnología podría abrir nuevas formas de comunicación con personas en coma o permitir interacciones sin palabras entre durmientes. Sin embargo, el avance también ha generado preocupaciones sobre las implicaciones éticas, especialmente en cuanto a la privacidad mental. «Si no podemos mantener privados nuestros pensamientos mientras dormimos, ¿hasta qué punto estamos dispuestos a permitir que se acceda a nuestra mente?», reflexionó de María.